¡Ésa soy yo!
Mi nombre es Mónica Manzanares. Nací en 1975 en Madrid, la única chica entre tres hermanos.
Antes de escritora fui lectora empedernida. Mi padre es el culpable, pues era
el que más leía en casa y yo leía todo lo que caía en mis manos, fuera lo que
fuera: revistas, enciclopedias médicas o de ciencias naturales, el paquete de
los cereales del desayuno, los prospectos de las medicinas, las letras de las
canciones, aunque estuvieran en inglés y no entendiese nada, a veces hasta las
guías telefónicas... En mi infancia fueron muy importantes libros como los de
Celia de Elena Fortún, las novelas de Julio Verne, especialmente Viaje al centro de la Tierra, los de
aventura espacial de Isaac Asimov, los de Alberto Vázquez-Figueroa (su novela Tuareg fue una de las que más me
impactó), pero también leí muchas obras de no-ficción, tanto relacionados con
el mundo de la ciencia como los que tenían que ver con temas paranormales, por
ejemplo libros de espiritismo, fantasmas, ufología o experiencias cercanas a la
muerte. Tal y como me describí una vez a mí misma, crecí atrapada entre la
ciencia y la fantasía, y por tanto soy una mezcla extraña de lógica y... algo
difícil de definir.

Ya en la adolescencia (tardía) descubrir El Señor de los Anillos, mucho antes de
que se hicieran las películas, marcó un gran hito para mí. Mis géneros
favoritos siempre han sido la ciencia-ficción y la fantasía, supongo que esto
me ocurre porque prefiero perderme en el futuro o en el pasado y le encuentro
poco atractivo al presente, del que solo quiero escapar. Creo firmemente que la
literatura fantástica está infravalorada por el público en general, aunque
hasta cierto punto es normal ya que ha sido recientemente adulterada por varias
crónicas de vampiros y otros seres mitológicos, de dudosa calidad. Pienso que
crear un mundo fantástico, totalmente original, ya sea en un supuesto pasado
remoto como hizo Tolkien, incluyendo lenguas inventadas por él mismo, o en un
futuro lejano, basándote más o menos en los adelantos científicos actuales y en
pura especulación, es una de las tareas más complicadas a las que se puede
enfrentar un escritor. La creación de personajes y lugares de la nada, aunque
para ello el autor se inspire en personas y lugares ya existentes, requiere, en
mi opinión, de mucho más esfuerzo que bucear en la historia y a partir de ahí
construir un argumento creíble. Actualmente sigo con fervor la saga Canción de Hielo y Fuego de George R.R.
Martin, que me parece magistral.
Pienso que uno de mis fuertes son las emociones. Disfruto
poniéndome en la piel de los personajes, sobre todo cuando son personajes
oscuros. Es un poco como querer llegar al fondo de su alma, donde moran los más
terribles instintos, y me encanta introducirme en ellos, intentar averiguar qué
es lo que piensan, por qué actúan así, qué les lleva a tomar determinadas
decisiones. Yo misma soy una constante turbulencia de emociones y quizá por eso
escribir es una necesidad para mí, y al final acabo reflejando en cada uno de
esos personajes una parte de mi alma. Me atrae la naturaleza humana y los
misterios que la rodean, todo lo que está oculto, la psicología, la
criminología, las pasiones, la sangre... y sí, creo que es bastante obvio en mi
obra más reciente, la muerte y el más allá.
La verdad es que nunca me planteé ser escritora
profesional... algo que todavía sigo sin ver, si por profesional entendemos
trabajar con una editorial y dejar que los demás corten, peguen, borren,
corrijan, formateen y te digan qué es lo que conviene que escribas para atraer
a más público, solo para así justificar todo el dinero que van a ganar ellos a
tu costa, que al fin y al cabo eres el que ha puesto mayor esfuerzo. Sin
embargo, quiero creer que ser “indie” es mucho más que haber recurrido a la
autopublicación. Para mí es una forma de ver la vida y de conducirte por el
mundo, encierra mucho de rebeldía (una de las características más
sobresalientes de mi personalidad). No debe importarte lo que piensen los
demás, no debes dejarte transformar en lo que se supone que tienes que ser,
sino tener la fuerza suficiente para ser tú mismo, aunque en ocasiones sea un
camino terriblemente duro y solitario. Y todo ello siendo exigente con tu
propio trabajo, que ante todo tiene que estar bien hecho y transmitir algo al
que lo lea.
Es fácil comprobar que tiendo a desvariar y a que se me vaya
la olla, y además me desespero con facilidad, por lo que necesito desahogarme
de vez en cuando. También soy tremendamente despistada por eso de estar siempre
en las nubes, y si alguien se presta creo que podría mantener con él una
conversación absurda por escrito hasta el infinito, aunque en persona lo normal
es que haya que sacarme las palabras con sacacorchos. Es lo que tiene ser
escritora... todos nosotros rozamos la locura. Aunque unos más que otros...
supongo.
Si queréis conocer algunas de mis novelas, no olvidéis que podéis encontrarlas en esta misma página, aquí. También podéis seguirme en mi página de autora, en mi página de Facebook, y en el blog que comparto con otros autores: Indies LetraHeridos.
Os doy la bienvenida al blog, y espero que lo disfrutéis.
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