Antes de que nos marchemos, quiero decirte algo, hijo: la sangre
va a correr. He sido incapaz de detener la avalancha, pero dudo que hubiese
forma humana de hacerlo. La rabia y la furia contenidas ya son imparables, ya han caído cabezas, incluso aquéllas de los que creíamos se pondrían de nuestra parte. La avaricia y la injusticia no deberían tener cabida
en este mundo, pero una y otra vez nos hemos de enfrentar a ella, una y otra
vez tienen que pagar justos por pecadores… la muerte se lleva a los inocentes
mientras que los culpables continúan libres y cada vez más enriquecidos.
No más. Puede que mañana no esté aquí. Me gustaría
mantenerte a salvo, llevarte lejos, darte todo lo que necesitas. Espero que al
menos tu madre sobreviva y pueda criarte y hacer un hombre de ti… no para que lamentes
tu suerte o busques venganza, sino para que recuerdes este día y te sientas
orgulloso de la resistencia que tus compatriotas opondrán a la tiranía y al
abuso de poder de nuestros gobernantes. Esto no es lo que quería para ti, pero
es lo único que puedo ofrecerte, lo único que puedo hacer para que tengas un
futuro, si no brillante, al menos con un mínimo de dignidad. Y si no puedes
tener eso, prefiero verte morir a mi lado o que huyas en el próximo barco, y
que no vuelvas a poner el pie en un país que debería protegernos en lugar de
aniquilarnos.
Y si consigues ver un nuevo amanecer, nunca olvides este
día. El día en que luchamos por nuestros derechos, por nuestra tierra, por
nuestra vida.
No odies. No llores. No sufras. No permitas que se lleven
nada más. Jamás permitas que te pisoteen. Tú no les perteneces.
Por mí, solo quiero que hagas una cosa: recuerda.
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