Sí, sé que algunos no vais a creer esto que os voy a contar,
aunque espero que seáis pocos porque confío en que mis lectores son
inteligentes. Me he dado cuenta de que las redes sociales son un timo. Y con “redes
sociales” me refiero fundamentalmente a Facebook, claro, porque de momento es
casi la única que me atrevo a utilizar. Estoy harta de oír en los últimos
tiempos que si no estás en las redes sociales es como si no existieras. Es
necesario, casi obligatorio, tener un perfil público (con tu nombre real, por
supuesto), ya no solo en Facebook, sino también en Twitter, Google+, Pinterest,
LiveJournal, Instagram y Linkedin... por lo menos. Si no, nadie te va a
encontrar, nadie te va a contratar, nadie va a saber de ti. Y si quieres
promocionar algo, ya sea tu currículum, los artículos de tu negocio o tus
propias creaciones (literarias o no), no llegarás a ningún sitio si no tienes “presencia
en redes sociales”.
Pues... ¿a que no lo adivinas? Eso es MENTIRA. Yo lo he
comprobado recientemente. Podéis decir: “Claro, pero eso es porque uno tiene
que saber cómo hacerlo. Hay que escribir muchos posts, publicarlos de manera
regular, tener una estrategia de marketing, saber a qué público llegar, saber
cómo posicionarte en los buscadores...” Sí, eso es lo que pensé yo. Ya llevaba
mucho tiempo sospechando que las páginas de Facebook solo sirven para perder el
tiempo, pero como soy buena quise darle una última oportunidad. Tal vez a mí no
me funcionan las redes sociales porque no sé gestionarlas. Es cierto que mis
habilidades sociales dejan bastante que desear, porque tiendo a decir siempre
lo que pienso. Al fin y al cabo, tengo una licenciatura, un máster y varios
cursos de especialización, hablo dos idiomas, casi tres, pero no, no soy una community manager de esas...
Vale. Me propuse ser constante y meter un poco de caña a mis
199 seguidores de la página. Me fui de vacaciones, sí, pero dejé programadas
una serie de publicaciones de lo más interesantes. Por algo soy escritora profesional, tengo material e inventiva para aburrir. Cuando volví de
vacaciones hice una comparativa de estadísticas. Las cosas no habían cambiado
mucho. Ahora tenía 200 seguidores, lo que significa que el ritmo de crecimiento
era el mismo que cuando no publicaba nada en la página. El número de miembros
en el lugar que realmente me interesa
promocionar era el mismo. Y cuando me fui a uno de mis blogs, al que hice
constante referencia en esas publicaciones, comprobé empíricamente que ni Dios
había llegado al blog desde la página de Facebook. La gente de Facebook es tan
vaga que ni hace click en el enlace para ver si su cerebro podrá leer más de un
párrafo seguido. Y por si esto fuera poco, el número de “likes” que obtuve en total fue infinitamente menor (más de cien veces, os lo puedo asegurar) que los “likes” que obtuve con aquella foto graciosa
del gatito hablando del tema que nos ocupa.
Me parto de la risa de la publicidad en redes sociales. De
verdad, el que crea que va a conseguir algo así es que está dormido, muy
dormido. Y ya para rematar el otro día vi un documental en La 2 que me acabó de
abrir los ojos.
No os engañéis. Facebook solo os quiere para tener vuestros
datos y obtener dinero gracias a los anuncios. ¿Que os hacen campañas de publicidad
por un módico precio? Un pimiento en vinagre. El precio es irrisorio para una
gran empresa, pero no para el común de los mortales. ¿Uno o tres euros al día? ¡Eso no es nada! Es verdad, yo vendo
mis libros, el trabajo de varios años de mi vida, a 1’49 euros en Amazon (vale, yo en concreto no, porque me niego, pero sé de muchos que sí lo hacen). Y
según he oído por ahí, para que una campaña como esa te sea rentable necesitas
tener unos 10.000 “likes”, porque
solo el 1% de la gente (o menos) comprará tu libro. Creo que no me salen las cuentas. Y esto es solo por poner un
ejemplo.
En serio, si quiero hacer una campaña de publicidad como es
debido, me voy al Congreso de los Diputados y hago un femen con el título de mi libro grabado en mis pechos. Que me sale gratis y eso sí que me catapulta a la fama (y a la cárcel también, pero bueno, al final
acabaría compensando porque entre ventas de libros y entrevistas en Sálvame...
sobre todo esto último, al menos ya habría ganado algo). Y si no lo hago es
porque una tiene ya una edad y mis pechos andan algo caídos, que si no, otro
gallo cantaría.
Aún me parto de la risa (sí, otra vez) cuando algún
individuo que conocí hace tiempo se jactaba ante mí de que tenía 15.000
seguidores (o por ahí, la memoria me falla) en su página. Casi me daba
vergüenza tener que explicarle que eso no significa que le sigan 15.000
personas, ni mucho menos que lean algo de lo que escribe. Lo único que
significa es que 14.995 son demasiado vagos hasta para borrarse de una página
que hace tiempo olvidaron. Pero hay algunos que son felices haciéndose ese tipo
de ilusiones... Se había creído de verdad eso de que si no estás en Facebook, no eres nadie.
Bueno, yo, por simple inercia, actualizaré mi página en
cuanto acabe de escribir esta entrada. Ahora que ya tengo una conexión ADSL
puedo hacerlo. Y además así siento que hago algo productivo entre vídeo y vídeo
de monísimos gatos durmiendo con bebés. Que para eso sí que están bien las
redes sociales, porque eso es lo que quieren que hagamos: perder el tiempo y
neuronas en lugar de salir a la calle a protestar y a cambiar el mundo como se
ha hecho toda la vida: cortando cabezas.
PD: Me acabo de enterar de que Facebook va a crear el botón de “No me gusta”. ¡¡¡¡Por fiiiiinnn!!!! Hasta la saciedad lo voy a utilizar.
Más información:
La Noche Temática: Disparates de Facebook.
ACTUALIZACIÓN (15-10-2015).
Me congratula comprobar que no soy la única que se da cuenta de estas cosillas...
ACTUALIZACIÓN (15-10-2015).
Me congratula comprobar que no soy la única que se da cuenta de estas cosillas...
Reconozco que el libro de jetas de ese lacayo de la N.S.A., llamado Zuckerberg es de las pocas cosas que en mi vida adulta he rechazado a priori. Debería de haber hecho como tú y darle una oportunidad, probar su invalidez y zafiedad de una manera empírica, pero nunca he podido; todo ese circo de cotilleos, exhibicionismos, y colaboradores de sus propios espías, siempre me ha parecido demasiado patético. Qué digo patético: OFENSIVO.
ResponderEliminarEl libro de jetas es el sustituto natural del banco del pueblo, donde las viejas y los viejos y no tan viejos se dedicaban a hablar (mal) del vecino, pero a lo grande, como les gusta a los yanquis y a los globalizados. Facebook no sólo es una tomadura de pelo y una absoluta pérdida de tiempo, es algo mucho peor: es colaboracionismo con el ENEMIGO, es mimar a nuestro violador, es jugar una partida de strip poker a la descubierta yendo de farol. It's a big bullshit. Get the fuck out, Mr. Zuckerberg and company!
Jajajaja!! Veo que yo soy menos políticamente incorrecta que tú, eso no puede ser, tengo que reformarme y aumentar el nivel de "corrosividad" de mis publicaciones.
EliminarMe apunto a un dueto de "corrosividad in crescendo". ¿A qué o quién toca darle caña ahora? 😂
ResponderEliminarUn abrazo, compi.