domingo, 28 de abril de 2013

Recuerda este día.

Oigo el retumbar de los tambores en la distancia. Ya están aquí. Nuestras hachas, nuestras azadas, los picos y las palas… no son nada frente a sus cañones y sus bayonetas. Los nuestros nos esperan y ya no nos queda tiempo. El rojo y el azul se dejan entrever entre el verde de los árboles, cruces blancas una al lado de la otra descienden desde la montaña, mientras nosotros nos apresuramos a asegurar puertas y ventanas, y empaquetamos nuestras escasas pertenencias envueltos en un silencio espeso, tétrico, sin saber si veremos la luz del nuevo día.

Antes de que nos marchemos, quiero decirte algo, hijo: la sangre va a correr. He sido incapaz de detener la avalancha, pero dudo que hubiese forma humana de hacerlo. La rabia y la furia contenidas ya son imparables, ya han caído cabezas, incluso aquéllas de los que creíamos se pondrían de nuestra parte. La avaricia y la injusticia no deberían tener cabida en este mundo, pero una y otra vez nos hemos de enfrentar a ella, una y otra vez tienen que pagar justos por pecadores… la muerte se lleva a los inocentes mientras que los culpables continúan libres y cada vez más enriquecidos.



No más. Puede que mañana no esté aquí. Me gustaría mantenerte a salvo, llevarte lejos, darte todo lo que necesitas. Espero que al menos tu madre sobreviva y pueda criarte y hacer un hombre de ti… no para que lamentes tu suerte o busques venganza, sino para que recuerdes este día y te sientas orgulloso de la resistencia que tus compatriotas opondrán a la tiranía y al abuso de poder de nuestros gobernantes. Esto no es lo que quería para ti, pero es lo único que puedo ofrecerte, lo único que puedo hacer para que tengas un futuro, si no brillante, al menos con un mínimo de dignidad. Y si no puedes tener eso, prefiero verte morir a mi lado o que huyas en el próximo barco, y que no vuelvas a poner el pie en un país que debería protegernos en lugar de aniquilarnos.

Y si consigues ver un nuevo amanecer, nunca olvides este día. El día en que luchamos por nuestros derechos, por nuestra tierra, por nuestra vida.

No odies. No llores. No sufras. No permitas que se lleven nada más. Jamás permitas que te pisoteen. Tú no les perteneces.

Por mí, solo quiero que hagas una cosa: recuerda.

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